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MEDICAMENTOS EN ESPAÑA

Zilucoplán en miastenia gravis generalizada

decisión sobre cuándo repetir ciclos depende de una evaluación clínica personalizada. En definitiva, estamos ante un nue vo fármaco que, sin un mecanismo de acción novedoso (anti-C5), sí es el primer biológico no monoclonal que se dirige frente al sistema del complemento y el primero de su grupo que se puede administrar por vía subcutánea por el propio pa ciente en su domicilio (eculizumab o ravulizumab requieren inyecciones intravenosas a nivel hospitalario cada 2 y 8 semanas, respectivamen te). Con la evidencia disponible, no se puede establecer su superiori dad o inferioridad respecto a otras alternativas disponibles y recien temente aprobadas para el trata miento de la MGg, habiendo tenido un desarrollo clínico similar. Tiene un perfil se seguridad manejable y su uso no se restringe a pacientes refractarios a la terapia convencio nal, por lo que podrán beneficiarse una amplia proporción de pacientes con MGg (> 80 %), pero se empleará adicionado a dicho tratamiento con piridostigmina e inmunosupresores, que seguirá siendo de primera línea. No se espera, pues, que zilucoplán, tratamiento sintomático y no cura tivo, vaya a revolucionar el trata miento de la miastenia gravis.

12 no arrojó significación estadística (diferencia de solo 1,9 puntos entre tratamientos). En vista de todo lo an terior, la EMA concluyó que no que da demostrado un posible beneficio superior de zilucoplán sobre otros tratamientos autorizados. A priori , la principal ventaja poten cial del nuevo fármaco –frente a otros anti-C5– podría relacionarse con la conveniencia de su autoad ministración por vía subcutánea; en esa línea, una encuesta que evaluó la preferencia de los pa cientes respecto a la pauta de las distintas opciones terapéuticas en MGg apunta a que casi dos de cada tres preferían la forma de adminis tración del nuevo fármaco frente a aproximadamente el 35 % que se decantarían por el de ravulizumab o efgartigimod alfa. No obstante, tal ventaja de zilucoplán parece diluirse por la carga de tratamiento que su pone una autoadministración diaria, que podría asociarse a problemas de adherencia o errores de medicación. Por su parte, efgartigimod alfa pa rece tener una administración –por vía subcutánea o intravenosa– más espaciada, en ciclos de 4 sema nas, que además posibilita amplios periodos libres de tratamiento (de incluso > 2 meses) para algunos pacientes seleccionados, pues la

su eficacia mediante el empleo de la escala MG-ADL como variable primaria, si bien hay diferencias en sus análisis y tiempos de medi da, así como en las características clínicas de las poblaciones incluidas (con peor estado basal en el estudio pivotal de zilucoplán) que compli can las comparaciones indirectas, en ausencia, todavía, de una com paración clínica directa en ensayos clínicos que permita posicionarlos de manera certera. Sea como fuere, el IPT de zilucoplán (AEMPS, 2024) alude a una serie de comparaciones indirectas, de robustez estadística inherentemente limitada, presentadas por el titular de autorización: i) un meta-análisis no encontró diferencias estadísti camente significativas en términos de eficacia a las 12 semanas entre el nuevo fármaco y ravulizumab (diferencia en la puntuación de la escala MG-ADL de -0,4 puntos); ii) se hipotetiza sobre la superioridad de zilucoplán frente a ravulizumab a la semana 60 en una compara ción indirecta ajustada, la cual tiene importantes limitaciones como para concluir al respecto; y iii) frente a efgartigimod alfa, una comparación indirecta bayesiana con datos de área bajo la curva en las puntuacio nes de la escala MG-ADL a la semana

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